Pinacoteca

miércoles, octubre 29, 2008

Epifonema


Conocí a Aixa este pasado septiembre. Ambas trabajabamos las ediciones de lo que serían nuestros libros artesanales en un taller con Nicole Cecilia. El mío, Algunas aberraciones y un orgasmo, está en pausa aunque espero poder lanzarlo a principios del 2009. Mientras, pueden deleitarse con el poemario de Aixa este próximo sábado a las 4:00 p.m. en la Librería Mágica. El mismo será presentado por la gran amiga Ana María Fuster.


¡GRACIAS!

¡20,000 visitas!


jueves, octubre 23, 2008

Tarta de nueces

Hace unos días fui a Oktoberfest en Casa Bavaria con algunas amigas de la blogosfera. Como Jo, La Madam, No Apta y yo somos fanáticas de todas las artes culinarias, decidimos probar varios platos del cocina alemana. Nos llenamos los ojos y la boca de bratwurst, sauerkraut, ensalada de papas, papa majada y spaetzle. Para tener la experiencia completa, pedimos dos postres: black forest y una tarta de nueces.

El pedazo no hizo mas que caer en mi boca y me remonté a la cocina de mi casa, hace más de una década atrás. Mi abuela batiendo, yo sentada en la mesa que estuvo allí hasta hace unos meses. La receta la obtuvo de su hermana. Todas tenían don en la repostería: el de Marcella era los bizcochos, el de Gloria las tartas de banana, el de Bernice nunca me lo revelaron pero el de mi abuela era la tarta de manzana.

Esa noche, mi abuela se antojó de hacer un bizcocho de nueces. Yo, como siempre, le serví de asistente. Diligentemente, batí los huevos, mezclé los ingredientes líquidos y poco a poco añadía a los secos mientras mi abuela hacía su magia. Mientras esperabamos que se cocinara, picamos unas nueces para ponerlas sobre el frosting. Hablábamos de todo y de nada. Hablábamos hasta que llegara la madrugada. Ese día no fue así. El postre no estaba bien cuando lo sacamos del horno.

No sé qué sucedió en el proceso, que el famoso bizcocho de nueces quedó maltrecho, de lado, con el relleno saliéndose. Mi abuela, terca al fin, decidió ponerle el frosting y las nueces decorativas de todos modos. "No voy a desperdiciar los ingredientes," fue lo que me dijo. Aquel bizcocho se veía realmente triste. Tenía miedo probarlo. La reputación de mi abuela en la cocina no era muy buena. Sólo sus postres y la cena de Acción de Gracias le quedaban bien.

Fui atrevida. Corté un pedazo del bizcocho. Me lo tragué en dos minutos. Sabía a gloria. Lo feo no tenía nada que ver. La mezcla de la nuez moscada, la canela y los demás ingredientes era adictiva. Tanto así como la tarta de nueces en Casa Bavaria.

En honor al tercer aniversario de la muerte de mi abuela, Eileen Figueroa Bertrand

domingo, octubre 19, 2008

Uno de Octavio Paz

Por la sensualidad de estos días...


Palpar

Mis manos
abren las cortinas de tu ser
te visten con otra desnudez
descubren los cuerpos de tu cuerpo
Mis manos
inventan otro cuerpo a tu cuerpo

Octavio Paz