Bolero - Cuento
- Hoy compré ropa nueva –- le comenté a Mikhail, el conductor de la orquesta sinfónica de Moscú.
- Muéstramela -– dijo en un tono sardónico.
Como si fuese el flautista de Hamelín, mi cuerpo obedeció sus órdenes, al ritmo del “Bolero” de Ravel, la melodía que siempre matizaba nuestros encuentros. Di media vuelta y comencé el desfile de modas improvisado. Sin cubrirme, levanté la camisa que llevaba puesta y me puse un traje entallado hasta la rodilla, con escote en forma de V. Mikhail, con su pierna derecha puesta sobre la izquierda, sonreía maliciosamente desde la silla cerca de la puerta del cuarto, mientras yo modelaba cerca del armario como si estuviese en una pasarela de París.
Le mostré nuevamente mi espalda, esta vez para enseñarle unos pantalones de vestir con una camisa sencilla de manga larga. Este atuendo no pareció causar la misma impresión favorable que tuvo el primero. Su cara, enmarcada por un cabello castaño claro y ojos verdes, se encontraba ligeramente arrugada. Con un ademán de manos, me mandó a ponerme otra ropa.
Saqué de la bolsa otro traje, éste más escotado que el primero. No era igual de ajustado, pero el enfoque se encontraba en mi busto, no en las curvas que ahora estaban en segundo plano. A Mikhail siempre se le hacía muy difícil esconder lo que apreciaba y lo que no. Invariablemente, su rostro mostraba lo que pensaba, lo que sentía; por eso, la semi-sonrisa que apareció en su rostro me dio a entender que este atuendo le complacía.
Entonces, busqué nuevamente en la bolsa, pero sólo encontré una camisa de manguillos anaranjada.
- No creo que quieras ver ésta -– le indiqué, mientras la guardaba dentro de la bolsa.
- ¿Cómo sabes si me va a gustar o no?
- Bueno es que…
- Nada. Quiero verte -– dijo con voz imponente.
De acuerdo al ritual ya establecido, giré en el mismo eje para ponerme la blusa, pero su voz me paró en seco.
- ¿Qué haces? -– inquirió autoritativamente.
- Cambiándome –- contesté con voz sutil.
- No. Creo que no me entendiste. Te lo voy a decir lentamente para que comprendas…Quiero…Verte.
Me agobió un sentido de pánico. Le sonreí mientras pensaba qué hacer. ¿Qué quería Mikhail de mí? Entonces sentí que la música, antes casi imperceptible, agobió mis sentidos, que los ritmos repetitivos y la percusión insistente del “Bolero” de Ravel me ordenaban a hacer lo que Mikhail me pedía. Suavemente, deslicé el traje del hombro izquierdo sin soltar su mirada, luego el derecho. Cayó al suelo. Mis pechos quedaron descubiertos, pero la mirada de Mikhail no viajó a ellos. Ahora, sólo llevaba puestos unos panties tipo bikini.
Tomé la camisa, que se encontraba en mi mano derecha, y me la puse, cubriendo el busto que tanto parecía gustarle a Mikhail. A pesar de todo el movimiento en el cuarto, ambos nos encontrábamos hipnotizados por la música, pero más que nada, por las miradas. Se acercó hacia mí. Yo estaba petrificada. La indecisión me carcomía. Continuó acercándose. Estaba casi completamente frente a mí, sólo le faltaba un paso. Lo dio.
Aproximadamente tres pulgadas separaban su boca de la mía, ya que ambos éramos de la misma estatura. Pensé que me besaría. Por eso me sorprendí al sentir sus manos en mi vientre. Su aliento calentaba mis labios mientras sus dedos palpaban mis costados, las nalgas, y con un movimiento lento, lentísimo, continuó el descenso hasta encontrar un pozo húmedo. Jadeé. Me agarró con la palma de la mano y apretó fuertemente. Poco a poco, incrementó el ritmo y con éste, la respiración se tornó apresurada. Nuestros labios no se encontraron pero emanábamos el mismo aire. Siguió y siguió y se me hizo imposible frenar lo que acontecía.
“Bolero” estaba casi al culminar, al igual que yo. Mikhail permanecía constante, como un río de camino al mar. Entendía su propósito y nadie lo desviaría. La música se había vuelto estruendosa; la percusión latía con la misma pasión que fluía en mí; las trompetas imponían su voluntad. Y justo al final, justo cuando ya estamos Ravel y yo por terminar, cuando las trompetas anuncian el desenlace, Mikhail paró. Lo miré confundida y desconcertada.
- Ahora estás lista.
- ¿Lista? ¿Para qué? –- le pregunté, exasperada. Me regaló una sonrisa ladina.
- Para ellos.
Entonces, me tomó de la mano y abrió la puerta. Fuera del cuarto, se encontraba la orquesta que había tocado la canción. Mikhail me lanzó al centro, presa fácil para los lobos hambrientos. Mi cuerpo, por querer satisfacer sus propios deseos, los acogió a todos cuántas veces quisieron. Se ajustó a las necesidades de cada uno de ellos, pero más que nada, sucumbió al delirio de sentir tantas pasiones a la vez. Mikhail nunca imaginó, que la que terminaría aullando de placer sería yo; que éste sería tan estupendo que buscaría repetirlo en cada encuentro posterior.
9 comment(s):
wow:
eres buena, no puedo precisar si el real o ficcion, o son ambas?
Me encanto, buen trabajo...
By Goddess, at 18 enero, 2006 08:38
bienvenida diosa-
este es ficción pero como todo, tiene algo de verdad. bienvenida!
By Iva, at 18 enero, 2006 13:40
gjEs la segunda ocasión que disfruto de este... tan delicioso como el primer bolero.
By Jorge Ariel Valentine, at 20 enero, 2006 13:44
Iva:
Estás encontrando tu nicho en los cuentos eróticos. Me pareció muy bueno.
Te sugiero que evalúes el uso de los "mentes". Encontré muchos que abrían la oportunidad de más descripción, como "suavemente" y "fuertemente".
Te felicito.
PD- Considera registrar tu blog con Creative Commons, para que protegas tus derechos de autora.
Saludos.
By Jose Borges, at 21 enero, 2006 18:29
José-
Gracias por tus comentarios. Revisaré el uso de los adverbios y veré lo del copyright.
=)
By Iva, at 22 enero, 2006 17:17
Uno de mis cuentos favoritos tuyos. Recuerdo haberlo leído sentado a tu derecha. No sé si recuerdas mi rostro de sorpresa. Me encantó la primera lectura, ahora la segunda, después la tercera, luego la... Tienes mucho talento, sigue adelante.
By neftalicruznegron, at 22 enero, 2006 19:09
neftalí-
¡claro que recuerdo tu cara! me la sigo disfrutando hasta hoy.
By Iva, at 23 enero, 2006 19:41
wow. es increíblemente bueno. me dejó pegá. gracias!
By nicolececilia, at 06 febrero, 2006 12:32
¡gracias nicole! misión cumplida porque ese era el efecto que buscaba!
By Iva, at 06 febrero, 2006 14:11
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